La costura: una herramienta de independencia después de la esclavitud

por Activismo, Corporalidad

Las mujeres negras no cuentan con el protagonismo que se merecen a la hora de hablar de la historia de la moda, por eso María Estefanía Zapata nos cuenta en este espléndido escrito sobre el trabajo de diseñadoras negras que, aunque poco reconocidas, entre hilos y costuras lucharon por su independencia.

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Este texto fue originalmente publicado en Esbaratao.

La liberación de los pueblos antepasados marcó las bases que han servido para luchar contra las formas de racismo y discriminación que se han mantenido por siglos. Después de 150 años de la abolición de la esclavitud, seguimos en la lucha por la defensa de nuestros derechos humanos.

Antes de la esclavitud, las vestimentas tradicionales de los distintos países africanos eran una pieza importante para cada una de las culturas que podemos encontrar en ese gran continente. En muchas ocasiones, la ropa determinaba la clase social a la que pertenecían.

Una vez que el colonialismo y la trata transatlántica se convirtieron en un hecho, las mujeres negras se encargaron de confeccionar piezas para sus dueños, cuando ellas mismas usaban prendas básicas y sobrias. Después de la abolición de la esclavitud, la costura se convirtió en una herramienta de independencia para estas mujeres.

A nivel académico, tanto en el área de historia como de moda, se hace difícil conocer quiénes eran las mujeres negras que dieron paso a la liberación y la resistencia de sus propias comunidades. Es más fácil encontrar información sobre diseñadores hombres blancos y europeos en cualquier época, que encontrar un mínimo de información sobre diseñadoras negras.

Por ejemplo, ¿sabías que el icónico traje de conejita que la revista Playboy popularizó fue cosido por una diseñadora negra? ¿Conocías a la diseñadora negra que rompió con la moda victoriana en Estados Unidos y que diseñó para la primera dama durante la presidencia de Lincoln? En esta lista sobre las primeras diseñadoras negras, podrás encontrar a las pioneras en la moda negra que inspiraron a las siguientes generaciones.

Elizabeth Keckley

Nació en febrero de 1818 en Dinwiddie County, Virginia; hija de una esclava y el dueño de una plantación. Elizabeth narra en su libro Treinta años de esclavitud y cuatro en la Casa Blanca cómo la primera dama, Mary Todd Lincoln, la citó en un hotel para pedirle que diseñara y confeccionara el vestido que usaría en la investidura de su esposo. Logró cumplir su más anhelado sueño de convertirse en diseñadora. Pensó que no lo lograría debido a ser ex esclava, negra y madre soltera.

Pero su trabajo no culmina ahí, pues luego se convirtió en escritora y activista. En su libro narra sus vivencias, cómo logró sobreponerse a todos los obstáculos y cómo pudo construirse un nombre dentro de las damas de la alta sociedad norteamericana. Todo esto fue de gran ayuda para comprar su libertad. Lamentablemente, la publicación del libro dañó la amistad que estableció con Mary Todd Lincoln y su reputación se vio afectada.

Zelda Wynn Valdes

Proveniente de Pennsylvania, Zelda Wynn Valdes creció en un ambiente donde las personas negras no podían sentarse en el mismo lugar que una persona blanca, pero esto no impidió que su carrera fuera exitosa. Aprendió a coser viendo a su abuela, que también era costurera y le enseñó todo lo que podía.

Zelda empezó trabajando en la sastrería de su tío una vez se graduó de la escuela. Aunque no fue la creadora del diseño original, fue la encargada de coser el icónico diseño de conejita Playboy, un pedido realizado por el propio Hugh Hefner.

En 1948, abrió su primera boutique en Manhattan. Para el momento era la única diseñadora negra en conquistar las calles de Nueva York con sus vestidos escotados y ajustados. Entre sus clientas más destacadas se encontraban Joyce Bryan, Josephine Baker, Diahann Carroll y Marlene Dietrich.

Ruby Bailey

Contemporánea con Zelda, Bailey fue una mujer con muchos talentos: pintora, actriz y diseñadora. Oriunda de Bahamas, llegó a Estados Unidos en 1912. Vivir en Harlem la motivó a perseguir una carrera creativa, por lo que participó en múltiples exhibiciones de arte y producciones de teatro en locales como The Savoy Ballroom. Bailey estuvo encargada de crear el vestuario para cada una de estas producciones.

Bailey comenzó trabajando con Barbies, pero decidió crear sus propios figurines, pues consideraba que estas muñecas eran muy rígidas y blancas. Por esto, sus piezas tienen distintos tonos de piel y peinados que reflejan la diversidad de las mujeres negras.

En el año 2004 el Museo de Nueva York adquirió parte de esta colección. 

Cuando las personas negras no podían permitirse entrar en carreras artísticas, Ruby Bailey hizo lo posible para destacar sin necesidad de una. Incluso, llegó a formar parte del Sindicato Internacional de Trabajadoras de Confección (International Ladies Workers Union) como maestra bordadora.

Ellas y muchas otras mujeres representaron un cambio para la moda norteamericana. Hoy en día, podemos observar cómo muchos diseñadores negros siguen luchando para tener su voz creativa representada en las pasarelas.

Descolonizar la historia de la moda es importante para encontrar la diversidad y el respeto en el sector. Conocer las luchas de nuestros antepasados nos ayuda a orientarnos a un mejor futuro, donde se acaben los prejuicios y estigmas que se han mantenido hacia estas comunidades.

Escrito por: María Estefanía Zapata

Leído por: Marbella Figueroa

Afrochingonas, Abril 2023

 

María Estefanía Zapata

Tengo 22 años, soy ilustradora freelance, redactora y bailarina de danza contemporánea. Todas mi ramas artísticas me han llevado a expresarme respecto a la raza y como combatir el racismo que se vive en el medio. Escribir artículos sobre la diversidad racial es mi meta y mi principal deseo.