La desaparición de las lenguas africanas en la Nueva España

por Activismo

¿Cómo fue la pérdida de las lenguas nativas de las personas de origen africano esclavizadas en la Nueva España?

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La esclavitud fue parte esencial del sistema colonial español. Más de 12 millones de personas esclavizadas llegaron a América entre los siglos XVI y XVIII. Un hecho terrible y poco mencionado es que ninguna de estas personas, ni sus descendientes, conservaron su lengua africana de origen. Dicho de otra manera: estamos ante una de las mayores catástrofes lingüísticas de la historia.

En este trabajo, busco responder la siguiente pregunta: ¿cómo fue la pérdida de las lenguas nativas de las personas de origen africano esclavizadas en la Nueva España? Las investigaciones indican que los religiosos hicieron un gran esfuerzo para adoctrinar en lengua nativa, lo cual les llevó a aprender los idiomas africanos, usar intérpretes, publicar manuales, vocabularios, catecismos y gramáticas en esas lenguas.

Los documentos de archivo son más o menos abundantes en cuanto a pleitos, procesos inquisitoriales, economía y evangelización de las poblaciones negras. A pesar de esto, la ausencia de referencias directas a la castellanización ayudó a perfilar este proceso, aunque esto suene contradictorio. Lo que esta ausencia sugiere es que la pérdida de las lenguas africanas ocurrió en un ámbito privado después de la captura, tráfico, evangelización y venta de las personas africanas esclavizadas. Es decir, fue el último paso del proceso esclavista.

A partir de investigaciones sobre la esclavitud en la Nueva España rastreé, hasta donde me fue posible, los mecanismos que operaron en este proceso. En concreto, esto se debió tanto a la imposibilidad de conformar comunidades de hablantes en lenguas africanas, como a que estas personas fueron insertadas en un ámbito mayormente castellano. 

La pérdida de las lenguas africanas operó de manera compleja a través de varios mecanismos: el primero y más importante, fue la hegemonía castellana de los amos esclavistas. Aunque algunos negreros portugueses y religiosos aprendieron lenguas africanas, no era el caso de los amos, quienes se comunicaban con sus esclavxs en español. A pesar de que se conservan algunos vocablos y topónimos de las antiguas lenguas, el esclavismo fue extremadamente exitoso en erradicarlas en la Nueva España.

El segundo mecanismo es el complejo mosaico lingüístico. Un estudio de 31 personas africanas esclavizadas en Yucatán durante el siglo XVI revela una gran diversidad de lenguas. En este pequeño grupo se encontraron africanos Biafra, Zape, Cazanga, Gallima, Angola, Congo, Lucumí, Bannon y Zolof. El padre Sandoval, evangelizador de negrxs en Cartagena de Indias, documentó más de setenta lenguas entre las personas llegadas de África. La situación se hizo más complicada cuando se integraron personas esclavizadas de origen asiático e indígena. Por ejemplo, cerca de Acapulco, se encontraron dos esclavos fugitivos: Diego de la Cruz, chino de Malaca, y Andrés, indio javo, integrados en una comunidad cimarrona. En el pueblo de San Lorenzo de los Negros, hoy Yanga, también había mujeres indias junto a personas de múltiples etnias africanas. Todo esto, aparentemente, favoreció a que el castellano actuara como la lengua común entre personas de origen asiático, africano y americano.

Un tercer mecanismo es la ruptura de los grupos familiares. La investigadora María Elena Cortés Jácome señala que “la familia negra esclava era un grupo desunido y a veces casi inexistente”, debido a la fragmentación durante la trata y a que los amos decidían sobre los matrimonios y descendientes. A la par de lo anterior, la venta de infantes, que aún no habían completado su adquisición de la lengua materna, profundizó más esta pérdida.

Un cuarto mecanismo es la existencia de matrimonios entre africanos e indígenas. A pesar de estar desaconsejados y prohibidos por las autoridades coloniales, estos eran relativamente comunes, en parte también por el menor porcentaje de mujeres africanas en América. Estos matrimonios sugieren que era más fácil que una persona afrodescendiente aprendiera una lengua indígena como lengua materna, antes que la africana.

Finalmente, un quinto mecanismo, paralelo a los anteriores, es la forma en que estas personas eran capturadas en África. Durante los tres siglos coloniales, el esclavismo se desarrolló sistemáticamente con aliados africanos, como el Reino Cristiano del Congo, lo que mantenía un flujo heterogéneo, étnicamente hablando, de las personas esclavizadas pertenecientes a clases bajas. Sin embargo, tras las independencias americanas y la caída de los imperios africanos esclavistas, se presentó un fenómeno totalmente contrario al que describimos arriba, que derivó en la captura de líderes, sacerdotes e incluso, pueblos enteros, particularmente de Nigeria, lo cual permitió el traslado de la lengua litúrgica Yoruba en Cuba durante el siglo XIX.

Todos estos mecanismos operaron en contra de la supervivencia de las lenguas africanas en la Nueva España. De hecho, ninguna de las más de dos millones de personas que hoy en día se reconocen afrodescendientes en el Estado mexicano heredó alguna lengua africana. Problemas como éste presentan una dificultad especial, pues –al no dejar apenas rastro documental– es necesario dar un rodeo enorme para estudiarlo desde los márgenes. Esto implica tomar una posición crítica frente al archivo, ya que la falta de documentos podría sugerir que este fenómeno “no existió”.

Todo lo anterior me lleva a cuestionarme qué tan frágil es la Historia para abordar fenómenos de ausencia, y para dar respuesta a cómo millones de afrodescendientes perdieron las lenguas de sus ancestros. Lo que trato de decir es que, a diferencia del proceso de castellanización de poblaciones indígenas realizado por el Estado mexicano, el caso africano es mucho más difícil de investigar, debido a que se reduce al ámbito privado.

Aunque he señalado de manera simultánea la castellanización y la pérdida de las lenguas africanas, éstos no son procesos paralelos. Los matrimonios mixtos sugieren que varios miles de personas no conservaron la lengua africana y aprendieron, por ejemplo, el maya como lengua materna, sin pasar necesariamente por el castellano. Dicho de otro modo, es posible que millones de personas que hoy hablan alguna lengua indígena en el Estado mexicano sean, también, afrodescendientes, cuya memoria e identidad han sido sistemáticamente negadas.

 

La desaparición de las lenguas africanas en la Nueva España

Escrito por: Mario E. Fuente Cid

Leído por: Scarlet Estrada

Afrochingonas, julio de 2024

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Mario E. Fuente Cid

 

(Huajuapan de León, Oaxaca 1987) Es Maestro en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de Antropología Historia. Investiga la metalurgia prehispánica en Mesoamérica. Actualmente estudia el doctorado en Historia y Etnohistoria en la ENAH. Es tuitero de tiempo completo.