Afromexicanxs: entre la pared de la invisibilización y la espada de la exotización

por Activismo

La visibilidad puede ser un arma de doble filo cuando eres una persona negra, así lo explica Oscar Garrobo en este texto

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La afromexicanidad está en boga. Desde el reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano se ha visto un incremento en el interés público por ahondar en este tema. Esto no ha sido en vano, desde la década de los noventa diferentes activistas y organizaciones del movimiento afromexicano han luchado para posicionar la agenda afrodescendiente en los diferentes espacios de toma de decisiones.

Sin embargo, en mis cinco años militando en el movimiento, he notado algunas dinámicas que me han hecho reflexionar sobre cómo las personas negras mexicanas vivimos en un limbo constante donde, por una parte, se pretende borrar completamente nuestra existencia y, por otra, se tiene un interés excesivamente romantizador de querer reconocernos.

Me explico. A pesar de la ardua labor del movimiento afromexicano y de lxs aliadxs por defender nuestro papel como sujetxs de derecho en este país, es muy raro el día en que no me encuentre en una situación en la que mi negritud sea el parteaguas para que las personas tengan un trato discriminatorio hacia mí. A continuación enumero algunas:

  1. Que la gente piense que no soy mexicano y que tomen actitudes prejuiciosas como preguntarme de dónde soy y que, al responderles, me digan: “no, pero, ¿de dónde eres originalmente?”. O que se me acerquen hablándome en inglés, portugés o francés.
  2. Que la policía me detenga para catearme a la fuerza, porque piensan que soy un potencial criminal. 
  3. Que me nieguen algún servicio: en dos ocasiones (pese a que comprobé que soy mexicano) conductores de la plataforma Blablacar se negaron a aceptarme en sus viajes; pensaron que la Guardia Nacional iba a detenerlos por tráfico de migrantes.
  4. Que el Instituto Nacional de Migración nos pida identificarnos únicamente a mí y a las demás personas negras que viajamos en autobuses de una ciudad a otra.
  5. Que me hipersexualizen hasta en los espacios de menos socialización sexual por prejuicios racistas hacia la dimensión erótica de los hombres negros.

En aras de generar espacios para visibilizar a las personas afromexicanas y su cultura, se han hecho festivales, exposiciones artísticas, talleres, documentales, conversatorios, campañas de sensibilización, etcétera. Esto no quiere decir que todos los intentos hayan sido pertinentes y que hayan tenido beneficios para la comunidad.

Ha habido ocasiones en que la idea de visibilización ha resultado contraproducente para las propias personas afromexicanas. Viene a mi mente aquel cartel que se utilizó para promocionar el carnaval afro de Yanga, Veracruz, de 2008 que estelarizó una mujer haciendo blackface y que decidieron volver a exhibir en una exposición artística de afrodescendientes en México en 2021 como una prueba fiel de la cultura afromexicana.

Igualmente pienso en una de las imágenes que utilizó el ex secretario de Gobernación de Veracruz, Eric Cisneros, para “promover la cultura e identidad de los pueblos afrodescendientes” en espectaculares. Dicho ex secretario se mostraba encadenado junto a dos mujeres negras también encadenadas. Así mismo, recuerdo que en el Encuentro Cultural del Orgullo Veracruzano que se realizó en Yanga en abril de 2023, algunos colectivos creyeron que la mejor manera de rendirle homenaje a la cultura afromexicana era poniéndose pelucas rizadas y disfrazándose con “trajes africanos” que poco o ningún sustento histórico o antropológico tienen.

En menos de una cuartilla pude nombrar tres ejemplos claros de exotización, folklorización y romantización hacia las personas negras mexicanas, pero casos para analizar hay de sobra. No es raro que se creen espacios con la intención de “visibilizarnos” y que presenten grupos de música o danza “afro” que, sin ser afrodescendientes, tienen protagonismo porque tocan y bailan al ritmo de tambores y se visten con dashikis. Tampoco es raro que salgan productos audiovisuales donde se presente a las personas afromexicanas únicamente como danzas bonitas y turbantes.

Esto sucede porque la mera idea de lo que es “lo afromexicano” va a depender del grupo que haga dicha visibilización. Sin embargo, algo he notado en el tiempo que llevo inmerso en la militancia afromexicana: la prioridad de muchos grupos y colectivos afrodescendientes en México no es el combate del racismo, tampoco atender la precarización a la que se nos ha sometido durante años o divulgar pertinentemente la cultura e historia de las comunidades afromexicanas; sino mantener una imagen romantizada de lo que deberían ser las personas negras para ser “el buen negro”. El negro que es útil para el Estado, el negro bailador y exótico, el negro dócil. 

Oscar “Garrobo” González

 

Oscar “Garrobo” González

 

Joven negro afromexicano originario de Veracruz. Pasante de Antropología Social en la BUAP. Entre sus ejes temáticos están la identidad, la sexualidad, la negritud, el racismo, la decolonialidad. Es uno de los fundadores y actual coordinador de la Red Nacional de Juventudes Afromexicanas.